Las bicicletas plegables existen desde hace muchos años, pero ha sido en la última década cuando han irrumpido en nuestras vidas con mayor fuerza. Si lo pensamos bien, todo tiene su explicación: la falta de espacio de las grandes urbes, así como la necesidad de poder combinar distintos tipos de medios de transporte (intermodalidad) para desplazarnos de un punto a otro de las ciudades, han hecho de las plegables unas bicis con muchísimos adeptos y dignas de ser tenidas en cuenta.
Este tipo de bicicletas, como muchos sabéis, suelen ser de pequeño tamaño, con ruedas de entre 16 y 20 pulgadas, por lo que se adaptan muy bien a la circulación en ciudad, pues permiten una gran maniobrabilidad al usuario. Por regla general, como es lógico, no están diseñadas para viajar, sino más bien para moverse por la ciudad de manera cómoda, ágil y versátil. Sin embargo, hay ciertos modelos de bicicletas plegables que han sido construidas con materiales más resistentes y con componentes y accesorios que han permitido que muchos, entre los que me incluyo, se hayan decidido, en algún momentos de su vida, a viajar con ellas.
Hace ya unos cuantos años, adquirí una Dahon Speed TR con la intención de utilizarla como bicicleta de uso diario y como compañera de viajes y aventuras. Para los que no conocéis este modelo de la marca Dahon, es una verdadera maravilla mecánica. Su cuadro de acero y unos cierres a prueba de bombas hacen de ella una máquina muy resistente y apta para una variedad de terrenos increíble. Con sus 24 marchas (8 piñones combinados con un cambio interno de 3 velocidades), no hay rampa que se le resista y sus portabultos delantero y trasero permiten la colocación de alforjas sin ningún problema. Además, la potencia regulable le da la posibilidad de acomodar una mejor posición sobre la bici, hecho que siempre se agradece y que no todas las bicicletas plegables permiten.
Pero bueno, la idea de este artículo es poner sobre la mesa los pros y contras de viajar con bicicletas plegables.
Las ventajas
Las ventajas de viajar con una bicicleta plegable, en nuestra opinión, son muchas y variadas.
- Reducido tamaño. En primer lugar, está claro que su reducido tamaño facilita y da la posibilidad de empaquetarla de manera más sencilla que una bicicleta normal. Esto es importante, tanto en ciudad como cuando viajamos y necesitamos montar nuestra compañera en un autobús, en un tren o en un avión.
- Versatilidad. Hay gente que no puede disponer de una bicicleta para cada uso: desplazamientos habituales, para hacer carretera, para viajar, etc. En este sentido, la elección de una buena bicicleta plegable puede ser una decisión acertada, ya que con ella posiblemente se cubran la mayoría de las necesidades del usuario medio (con usuario medio nos referimos a aquel usuario que va al trabajo en bici, que los fines de semana le gusta salir a rodar un poco y que de vez en cuando se embarca en algún viaje cicloturista de pocas etapas).
- Peso y maniobrabilidad. Por regla general, las bicicletas plegables tienen un peso que ronda los 10 kg y, como hemos dicho antes, el reducido tamaño de su rueda les confiere una manejabilidad muy interesantes.
Los inconvenientes
No hay que olvidar que, aunque se hayan diseñado bicicletas plegables con características mejoradas para ser utilizadas en condiciones más exigentes que las que nos encontraríamos en la ciudad, nunca podremos comparar una bicicleta plegable con una de cicloturismo. En nuestra opinión, los “puntos débiles” de las bicicletas plegables son los siguientes:
- Resistencia y robustez menor. Los principales inconvenientes de las bicicletas plegables suelen venir de la fragilidad de la misma. A mayor número de zonas móviles (pliegues), mayor posibilidad de rotura, esto es evidente, aunque también es cierto que han conseguido hacer bicicletas plegables muy resistentes.
- Postura poco ergonómica. Para nosotros, puede que este problema sea el mayor lastre que tienen estas bicicletas a la hora de viajar, porque tiene difícil solución. La geometría de las plegables es un tanto particular y hay que tener claro que la postura encima de ellas no es la más ergonómica y adecuada para viajar, por lo que, en caso de viajes largos, puede que tu espalda se resienta al terminar el viaje. Al final, esto es como querer jugar al fútbol con zapatos, ¿se puede? sí, se puede, pero no lo puedes comparar a jugar con unas botas de futbol. Cada cosa es para lo que es.
- Tamaño no tan pequeño. Aunque la característica más destacable de una plegable es su reducido tamaño, cuando te dispones a viajar con ella te das cuenta de que no lo es tanto y de que, a no ser que hablemos de bicicletas tipo Brompton, el tamaño de las plegables normales no te facilita mucho más las cosas a la hora de viajar…
- Necesidad de extras para llevar carga. Aunque a algunas plegables se les pueden adaptar portabultos traseros a mayor altura para poder utilizar las alforjas convencionales, son muchos los que prefieren adquirir un carrito de carga para transportar todo el equipaje. Estos carritos funcionan de maravilla, pero suelen ser bastante caros rondando, en muchos casos, los 400-500€, hecho que seguro que tira para atrás a muchos de vosotros, y más en los tiempos que corren. Rafael Villafruela, en su blog “Aventuras en una bici plegable” ha recogido de manera exahustiva y fantástica una gran cantidad de información sobre este tipo de carritos. No dejéis de leer una de sus últimas entradas: Cicloturismo con bicicleta plegable + carrito (bike trailer).
Pero, entonces, ¿se puede viajar con una bicicleta plegable? Sí, por supuesto, nosotros lo hemos hecho y si buscáis por internet encontraréis infinidad de fans de este tipo de bicis pero, en nuestra opinión, cada tipo de bicicleta tiene su uso óptimo. Probar a viajar con una plegable es una aventura y no queremos disuadir a nadie de hacerlo, pero creemos que la estabilidad, la robustez, la seguridad y el confort que te da una bicicleta de cicloturismo jamás te lo dará una bicicleta plegable, ni una de ciudad, por tamaño, por diseño y por prestaciones.