Hace unos meses conocimos, a través de nuestra página de Facebook, a Ana, una viajera encantadora que se puso en contacto con nosotros porque estaba planeando hace su primer viaje en bicicleta en solitario por Francia y tenía algunas dudas sobre el transporte de su bicicleta. Como no podía ser de otra manera, intentamos ayudarla en todo lo que estuvo en nuestras manos y, tras su viaje, tuvimos la ocasión de quedar con ella en Madrid para conocernos en persona y no dejamos pasar la oportunidad. De aquella relación surgió la entrevista que hoy os traemos en CicloTraveling para llenaros de buena energía y ganas de viajar a golpe de pedal.
Ana Moreno en Madrid | Autor: CicloTraveling
Estamos seguros de que os encantará su historia, la forma en la que nos la cuenta y sus fotos…
1. ¡Hola Ana! Nos conocimos hace unos meses cuando estabas preparando tu primer viaje en bicicleta, en solitario y por Francia, y te pusiste en contacto con nosotros para preguntarnos cual era la mejor forma de transportar tu bicicleta hasta el lugar de inicio de tu ruta. A partir de aquellas conversaciones vía Facebook fuimos siguiendo tus pasos y nos encantó tu fuerza, tus ganas y tu ilusión por hacer aquel primer viaje. ¿De donde surgió la idea de hacer este viaje y hacerlo en solitario? ¿habías hecho antes algún otro viaje de más de dos semanas en bicicleta?
Hola, la idea surgió de mis ganas de viajar y conocer nuevos lugares. La experiencia de viajar siempre me produce esa sensación de volver a la niñez, de ver y mirar por primera vez, de observar y tener sensaciones nuevas. Que cada día sea un nuevo día, lleno de sorpresas. Necesitaba viajar, me quería ir como mínimo un mes y mis amig@s no podían estar tanto tiempo, pareja no tenía y tampoco demasiado dinero, así que pensé… ¿por qué no hacerlo con mi bicicleta? En otros momentos de mi vida creo que no me hubiera atrevido a viajar sola pero ahora sí. No necesitaría contar con nadie, sería dueña y señora de ir dónde yo quisiera y cuándo yo quisiera. Y en bicicleta podría ver o apreciar mejor más lugares, ella sería al mismo tiempo mi acompañante y la que me llevaría.
Me empezaron a hablar de la ruta de “Los castillos del Loira”. Tenía una amiga que vivía en Toulouse y otros amigos en Versalles y pensé que sería una buena idea unir todos estos puntos.
Nunca había hecho una ruta en bici de ni siquiera de una semana. Así que un día que iba en “Milittlemademoiselle” (así la bauticé en el viaje), en vez de cómo la canción “Coge tu sombrero y póntelo” me dije “Coge tu bicicleta e inicia un viaje en solitario”.
Y ahí empezó todo…
2. Seguro que mientras planeabas tu viaje, te asaltaron a la cabeza un montón de dudas, miedos, incógnitas, ¿qué era lo que más te preocupaba las semanas antes de partir?
Dudas, sí, todas. Miedos, muchos… pero poco a poco fui diseñando por dónde quería empezar y a partir de ahí continué diseñando el viaje, cuáles iban a ser los lugares por los que quería pasar, cómo y de cuántos kilómetros podrían ser las etapas, qué tendría que llevar y un sin fin de preguntas sin resolver, cómo dónde dormiría, qué comería pero estas preguntas se resolvieron en el propio viaje.
Lo que más me preocupó en la preparación del viaje fue cómo llevar mi bicicleta hasta Toulouse. Empecé a averiguar en Internet, en foros y ahí os conocí a vosotros.
Madre la que me espera | Autor: Ana Moreno
Pensé en llevarme la bici en tren, pero aquí hay que desmontarla, ahhhhhh, yo no tenía ni idea y se me hizo un mundo. Pensé en no llevarla y en Toulouse comprarme una de segunda mano, pero tenía la idea romántica de hacer el viaje con mi bicicleta. Pregunté también en varias empresas de transporte para que me la llevaran pero salía muy caro y en alguna también la tenías que desmontar. El tiempo de partir se iba acercando y decidí que me la llevaba pero necesitaba una bolsa para transportarla. Miré en Decathlon y por Internet pero me parecían muy caras. Así que tocó de nuevo decidir y le dije a mi padre, -que es sastre y muy apañado- que quería que me hiciera una bolsa de tela resistente. Y en un día me la tenía lista.
La funda del padre de Ana | Autor: Ana Moreno
Después, nuevas incursiones en Internet de cómo desmontar la bici y listo.
3. Sabemos, por experiencia, que los viajes en bicicleta si tienen algo maravilloso es que te permiten adaptar el viaje a cada momento, a cada situación o acontecimiento que te va surgiendo, por eso a nuestros lectores les gustará saber cuál era tu plan de viaje inicial y cómo lo modificaste durante el viaje, ¿cómo quedó al final?
La verdad es que mi plan de viaje estaba bastante claro pero abierto a si me gustaba algún lugar quedarme o si me encontraba con viajeros que me recomendaban otros lugares poder cambiar la ruta.
Ana en Chamartín | Autor: Ana Moreno
Sólo hice alguna pequeña modificación en mi viaje. Cuando llegué a Burdeos el plan era ir a Nantes directamente y allí empezar la ruta de los Castillos del Loira, pero una vez en Burdeos decidí que quería ver el mar. En sólo 1 día podía llegar a la costa y una vez allí en 3 etapas más subir hasta La Rochelle y coger un tren a Nantes. Y así lo hice… la primera etapa de Burdeos a Lacanau fue tranquila, 65 kilómetros muy bien señalizados y también un poco aburridos, sin mucho cambio en el paisaje hasta que llegué al mar. Pero al día siguiente fue diferente, me perdí bastantes veces, el primer tramo del camino era bastante malo, con mucha arena de playa y tenía que bajarme de la bici para poder continuar. Cuando la ruta se puso buena el clima fue el que me jugó una mala pasada y me tiré 5 horas bajo la lluvia sin cruzarme apenas con nadie y ahí me dieron ganas de volver y pensé en quién me mandaría a mí. Pensé que el día siguiente sería igual y me salté una de las etapas y la hice en tren. Llegué a La Rochelle, un lugar maravilloso y que me regaló un día espléndido, lleno de colores y emociones. Me sentía libre y radiante de felicidad sobre mi bicicleta. Además, era 14 de Julio, día de la Toma de la Bastilla y La Rochelle estaba de fiesta y yo pude disfrutar de sus conciertos en la calle.
El Loira | Autor: Ana Moreno
Después, seguí mi plan como estaba establecido hasta llegar a Versalles. Allí tenía que decidir si volvía o seguía -mi intención era ir a Berlín-, pero Berlín quedaba a 1250 Km aproximadamente y el tren era caro. Así que decidí volver, pero antes pasar la última semana en La Rochelle, que me volvió a ofrecer días llenos de felicidad.
4. ¿Nos podrías describir cuál fue el itinerario que seguiste? Origen y destino, número de etapas, total días que duró tu periplo por Francia, kilómetros totales que recorriste, etc.
Salí el 5 de Julio de la estación de Chamartín (Madrid) y regresé a San Sebastián (País Vasco) el 11 de Agosto de 2014.
Madrid – Hendaya (tren)
Hendaya – Toulouse (tren)
Toulouse – Burdeos (tren)
Burdeos – Lacanau (65 kilómetros)
Lacanau – Royan (90 kilómetros)
Royan – La Rochelle (tren)
La Rochelle – Nantes (tren)
Y, a partir de aquí, empieza la ruta de bici de verdad por “Los castillos del Loira”:
1. Ancenis – Angers (57, 6 kms)
2. Angers – Saumur (52 kms)
3. Saumur – Tours (71, 6 kms)
4. Tours – Blois (60, 8 kms)
5. Blois – Orleans (60, 2 kms)
Orleans – Versalles (tren)
Versalles – La Rochelle, (coche transportando la bici)
La Rochelle – Rochefort (35, 4 kms)
Total: 492
Aunque calculo que en cada lugar que me quedaba me hacía mínimo entre 20 y 30 kms. Así que creo que dando pedales me haría unos 700 kms.
No tengo ningún mapa de los itinerarios porque lo que es la ruta en sí está muy bien señalizada y a cada lugar que llegaba me iba a la información turística y allí tenían unos mapitas muy rudimentarios con la siguiente etapa que iba a hacer. Suficiente para una aventurera como yo.
5. Tu ejemplo, como viajera en solitario seguro que llama la atención a mucha gente, ¿qué sensaciones tuviste durante tu viaje? ¿qué enseñanzas sacas de tu experiencia? ¿qué fue lo mejor y lo peor de ir sola? ¿qué les dirías a otras mujeres para animarlas a viajar en solitario?
La sensación que me acompañó en casi todo el viaje fue la sensación de LIBERTAD, pero por supuesto que hubo muchas más. La principal fue la visual, el observar a cada pedalada como los paisajes iban cambiando, transformándose. Ir al lado del Loira, ese río inmenso fue increíble. Y una de las cosas que más me maravillaba y me alucinaba era que había flores por todos los lugares, en cualquier parterre de la carretera, en las casas de los pueblos por los que pasaba, en los puentes que cruzaba, en las señales de tráfico, en todos los lugares flores y más flores: margaritas, amapolas, flores multicolores, campos de trigo y campos de girasoles. Después, había unas señales a la entrada de los pueblos con 1, 2 ó 3 flores y me explicaron que en toda Francia hay un concurso de los pueblos más floridos y dependiendo de eso tienen 1, 2 ó 3. (Como las estrellas en los hoteles o las estrellas Michelín en el mundo de la cocina).
Francia, el país de las flores | Autor: Ana Moreno
Lo mejor, sin duda, de ir sola es que tú eres quien decides en cada momento lo que quieres hacer y lo peor que en situaciones no tan agradables o desagradables no tienes con quien compartirlas más que contigo misma.
Enseñanzas muchas, pero la experiencia en sí ya lo era. La más importante sería que –a veces- lo que uno se propone puede conseguirlo.
A otras mujeres les animaría a que lo hicieran, que viajar en solitario no tiene nada de malo y creo que es muy enriquecedor personalmente (aunque esto se lo recomendaría a cualquier persona, independientemente de su sexo).
Francia, o al menos la zona por la que yo estuve, es un lugar bastante seguro, así que en cuanto a miedos no hay que tener muchos. Es cierto que siendo mujer creo que te sientes más vulnerable ante determinadas situaciones, pero en general, vuelvo a repetir que Francia no es un lugar donde te puedan pasar cosas desagradables.
6. ¿Cómo te organizaste para comer y dormir? Estamos seguros de que aquí tienes mil y una anécdota para contarnos.
Como llevaba un presupuesto muy muy ajustado, e incluso diría precario, mi dieta alimenticia -a pesar de los buenos consejos de mis amig@s- fue bastante mala. No pasé hambre en absoluto, pero es cierto que tampoco puedo decir que comiera de lujo.
El desayuno era bastante normal, un café y unas galletas. Sé que no es demasiado, pero por la mañana normalmente nunca tengo hambre, así que aunque supiera que tenía que dar pedales no quería forzarme a comer. A media mañana, o más bien cuando empezaba a escuchar mis tripas, sacaba una bolsa gigante de cacahuetes y me metía un “puñaito” en la boca ó me compraba por el camino una barra de pan y un plátano (que me sabían a gloria bendita). Paraba como a las 14:30 – 15:00 y me hacía un bocata de queso o salami y me tomaba una coca cola para que me diera azúcar (aunque fuera del malo). Y sobre las 18:00 solía estar o llegar al final de la etapa. Entraba en el pueblo, buscaba los carteles de información turística y allá que iba. Pedía un plano de la ciudad, preguntaba por el camping municipal y cogía el camino hasta llegar allí. Montaba mi tienda, que se iba deshaciendo por momentos y además no era impermeable, así que tuve que inventar cubrirla con bolsas de basura para en las noches de lluvia no amanecer calada.
Pero qué rico | Autor: Ana Moreno
Y la cena normalmente era otro bocata.
En alguna ocasión, comí de restaurante para poder deleitarme con algunos de los platos de Francia, como en Angers que me comí una galette deliciosa de setas.
En cuanto a la pernoctación iba variando: en Toulouse y en Versalles me quedé en casa de mis amigos y en el resto del viaje 6 noches hice Couchsurfing y me quedé en casa de gente encantadora y muy confiada que me dejaron en su casa incluso cuando ellos no estaban. Por ejemplo, en Tours, me acogió una chica majísima que trabajaba en Orleans y como yo llegaría 2 días después y ella se tenía que levantar muy temprano me dejó las llaves de su casa y nos encontramos allí para devolvérselas. Aluciné bastante con este tipo de cosas, volví a recobrar la confianza en la bondad del ser humano.
Familia Rouet, en Orleans | Autor: Ana Moreno
En La Rochelle di en una casa de un francés un poco chalado y no tuve una muy buena experiencia, pero el lugar era precioso y no nubló este pequeño y desagradable acontecimiento.
El resto del tiempo me quedaba en campings. El primer día pagué la novatada y me cobraron 33 euros y ahí pensé que con el presupuesto que llevaba no duraría ni 2 semanas , pero no sé muy bien cómo la verdad, descubrí que existían campings municipales, muy económicos (de 5,75 euros a 10 euros) así que el resto de días me quedé de camping. Eran muy rudimentarios pero suficientes para mí (ducha calentita y lugar para poner “mi pequeño hogar” y descansar).
La tienda | Autor: Ana Moreno
7. ¿Qué opinión te merece Francia como país para viajar en bicicleta? ¿Cuáles son, a tu modo de ver, sus puntos fuerte y cuáles los débiles? Y ¿la gente? ¿Te sentiste arropada? ¿Lo achacas a tu condición de viajera en solitario?
Sólo puedo opinar de la zona por la que yo estuve pero me parece un país bastante preparado, de hecho veía a muchas familias y viajeros en bicicleta. Todo estaba muy bien señalizado y a pesar de que Francia es un país lluvioso, la verdad es que tuve bastante suerte en los días de pedales y casi siempre me llovía a la noche, aunque también tuve mis días de lluvia.
En el camino | Autor: Ana Moreno
Respecto a la gente tuve bastante suerte y me encontré con gente muy agradable e incluso maravillosa. Un matrimonio en un camping de Saumur me arregló parte de mi tienda -que se iba desmoronando (aunque a mí eso me hacía gracia, formaba parte de la aventura y para mí nada era un problema que no se pudiera solucionar. Y cuando había que arreglar algo me sentía como una MacGyver inventando cosas muy simples para solucionar el problema).
La tienda haciendo aguas | Autor: Ana Moreno
Este matrimonio en concreto me buscó a una familia en Orleans para hospedarme en su casa cuando llegara. Orleans era el fin de mi ruta de los castillos y fue increíble el recibimiento que tuve. Me tenían preparada la habitación de uno de sus hijos, cama grande, sábanas limpias, una cena exquisita en su jardín y habían invitado a unos amigos para que me conocieran.
Anne y Billy (ángeles) en Saumur | Autor: Ana Moreno
Otra anécdota fue cuando hice blablacar de Versalles a La Rochelle, el señor que me llevaba se preocupó de ponerme el porta bicis. Lo pactado era que me iba a dejar en la estación de tren a 40 kms de La Rochelle y a mitad de camino me dijo que si quería me invitaba a su casa con su mujer, sus hijos y unos amigos a comer porque tenían barbacoa y que como ellos iban a la Isla de Ré (a 10 kms de donde yo iba) después de comer me llevaban hasta La Rochelle. Y así fue, simplemente increíble.
Imagino que tuve mucha suerte por muchos factores: una chica sola, iba entusiasmada y feliz a todos los lugares, con la alegría y la felicidad de estar realizando mi viaje. Los ojos me brillaban, la sonrisa constante y era como un pajarillo libre que vuela. Y cuando me encontraba con alguien supongo que transmitía esa fascinación por lo que estaba haciendo y les contagiaba, les producía curiosidad y admiración.
8. ¿Conociste a más viajeros? ¿qué relación estableciste con ellos/as? ¿te sentiste sola en algún momento del viaje?
Viajeros conocí muy pocos la verdad. Porque me levantaba temprano, iniciaba la marcha, me paraba en algún paraje agradable para comer y en la misma ruta simplemente te cruzas con la gente. Otra anécdota era que al segundo día me di cuenta de que la mayoría de las personas con las que me cruzaba iban en dirección contraria. Más tarde me explicó la mujer que conocí en Saumur que normalmente la gente hace esa ruta al contrario, del interior al mar.
Isa, amiga que me acogió en Toulouse | Autor: Ana Moreno
Cuando me encontraba con alguien en un tren, en algún lugar para hacer alguna foto a un castillo o en algún sitio para comer siempre eran encuentros fugaces, así que no dio tiempo a establecer ninguna relación. Y en los campings llegaba, montaba mi tienda y me iba a conocer el lugar y cuando regresaba ya era de noche y no daba lugar a conocer a nadie.
Rodeada de amigos | Autor: Ana Moreno
Respecto a lo de sentirme sola, no, en ningún momento me encontré sola. Evidentemente cuando pasaba por lugares que me maravillaban me hubiera encantado compartirlo con alguien, pero en cierta manera lo hacía en mi cabeza. Era curioso porque mientras pedaleaba llevaba conmigo a todos los seres a los que quiero y nacía de mí un Amor más grande hacia ellos. Era una cosa extraña, pero así lo sentía.
Antes de arrancar tenía miedo, bueno miedo no, pero me producía curiosidad saber qué sentiría estando sola porque yo suelo ser una persona muy social y me encanta ir para arriba y abajo, visitar a unos amigos y a otros. Pero curiosamente me sentí de maravilla y no sólo eso, sino que le encontré incluso mucho gusto a estar conmigo misma (darme cuenta de que no sólo me soportaba sino que además encontraba placer en el hecho mismo de estar sola). Pero como digo llevaba a los míos acompañándome y aunque no era físicamente y sé que no es lo mismo sentía que ellos también me acompañaban.
9. ¿Nos podrías dar una estimación del coste total del viaje? ¿gasto medio/día?
No tengo una estimación concreta de los días porque a veces gastaba apenas 10 euros y otras 40, dependiendo dónde me alojara.
Pero el total de mi presupuesto fue de 900 euros y fue lo que gasté en 1 mes y 6 días. La media de esto sería como unos 25 euros, pero ya digo que dependía de lo que comiera o dónde durmiera.
10. Por cierto, ¿nos podrías presentar a tu inseparable gacela de dos ruedas,a tu “Milittlemademoiselle”? Tipo de bicicleta, cubiertas, sillín, tipos de frenos, luces,… ¿Qué cambiarías de tu bicicleta después de este viaje?
Mi bicicleta “Milittlemademoiselle” (explico lo del nombre: quería encontrarle uno en el propio viaje, pensando pensando no se me ocurría ninguno que me gustara hasta que apareció como una pequeña señorita que me acompañaba y pensé que iba a fusionar los 3 idiomas que utilizaría de alguna manera, el castellano -mi lengua-, el inglés -porque era la lengua en la que fundamentalmente me comunicaba- y el francés -la lengua del país en la que estaba, pero que no controlaba nada-).
La bici “Milittlemademoiselle” | Autor: Ana Moreno
La bici es una Spike BH, regalo de mi ex novio y del resto no tengo ni idea. Quizá esa sea mi asignatura pendiente, preocuparme de ella un poco más. Y aprender a cómo arreglarla. Pero bueno, aprendí a desmontarla y montarla, que para mí ya es mucho.
En las fotos podréis ver los que entendéis lo que me preguntáis.
Y cambiaría las llantas, más que nada porque están gastadas, los manguitos del manillar -por el mismo motivo-, y bueno, en realidad tendría que hacerle una buena puesta a punto porque se lo ha merecido. Se portó como una campeona y he de decir que ni una sola vez se me pinchó ninguna de las ruedas. Cosa que yo temía en situaciones en las que estaba en medio de un bosque sola. Aunque en realidad ese hubiera sido el más pequeño de los problemas, quizá si se me hubieran roto los cambios o la cadena hubiera entrado en pánico, ¡ja, ja, ja!
11. ¿Qué te ha enseñado este viaje y qué cosas crees que han cambiado en ti después de este primer viaje en solitario? ¿qué es para ti viajar en bicicleta?
Me ha enseñado o reforzado la manera de manejarme sola, de tomar decisiones inmediatas y de solucionar sin entrar en pánico y sobre todo… de querer más, más pedales, más viajes…
Fin del camino | Autor: Ana Moreno
Para mí viajar en bicicleta es la posibilidad de moverme en libertad, moverme a mi antojo, parar dónde deseo en cada momento. Lo experimento cada día en esta dura ciudad (Madrid) y me hace sentir tan bien eso de no tener que meterme en un metro, de no depender de un horario de bus o de tren. Simplemente calculo la distancia y el tiempo que tardaré y arranco. Lo único negativo es “la mierda” –con perdón-, que trago cada día detrás de los coches. Es como un sinsentido, algo que es tan sano y, sin embargo, aquí en la ciudad estamos sometidos a respirar los gases que despiden, aguantar el poco respeto, aguantar los pitidos… Aún así yo feliz de no tener sus caras de vinagre y de tener que aguantar caravanas cada día.
12. Y para concluir, nos gustaría que nos contaras, ¿cuáles son tus próximos planes sobre dos ruedas? ¿algún destino en el punto de mira?
Pues la verdad es que una vez vuelves a tu rutina de vida no hay mucho tiempo para planificar nuevos viajes. La bicicleta la cojo todos los días para ir a trabajar y la media al día de kilómetros suelen ser entre 20 y 30 kilómetros. Me encantaría hacer la ruta del Danubio por la zona de Alemania, pero queda aún todavía muy lejos, así que realmente no sé cuándo será mi próximo viaje, quizá para el próximo verano, pero nunca se sabe.
Lo que realmente me gustaría es cogerla ya y partir a otros lugares. Pero… no siempre se puede hacer lo que a uno le gusta en el momento en el que lo desea. Paciencia y todo llegará.
Nuevos viajes me esperan, ¡eso seguro!
¿Os animáis a lanzaros a la aventura? Seguro que después de leer a Ana, a muchos os ha entrado el gusanillo de volver a viajar en bici.
¡Nos vemos en los caminos, CicloTravelers!
Os dejamos aquí una galería con todas las fotos de Ana y su viaje por Francia.