Portugal en bicicleta con tres niños
Viajar por Portugal en bicicleta siempre fue una idea que nos daba vueltas en la cabeza. La cercanía, el clima y su riqueza natural eran elementos que nos atraían de manera muy especial, así que después de leer la guía de BiciMap “El Algarve y la Costa Vicentina” nos entró el gusanillo de lanzarnos a la aventura con la familia al completo: una niña de 6 años, un niño de 4 y el benjamín de la casa con 1 año recién cumplido.
Hasta la fecha, todos los viajes que habíamos hecho con los peques habían sido por itinerarios que transcurrían junto a ríos, canales o por vías exclusivas para ciclistas, de forma que siempre nos asegurábamos perfiles bastante llanos e itinerarios alejados del tráfico, perfectos para pedalear:
- Las Landas en bicicleta y en familia, un placer para los sentidos
- El Canal del Garona en bicicleta, para disfrutarlo en familia
Sin embargo, en esta ocasión, y con uno más en la familia, teníamos ganas de hacer algo diferente y nos lanzamos a recorrer Portugal en bicicleta, en concreto, la costa del Alentejo y el Algarve con la casa a cuestas…
La ruta
Como siempre nos gusta hacer, antes de empezar el viaje solo sabíamos el lugar desde el que íbamos a partir: Setúbal. Elegimos este lugar por estar muy cerca de Lisboa, ser un lugar menos masificado que Lisboa y permitirnos dejar el coche aparcado sin problema durante el tiempo que durara nuestro viaje cicloturista. Además, pensábamos que de Setúbal era perfecta para regresar con facilidad en transporte público, ya fuera en tren y/o en autobús.
El viaje finalmente quedó dividido en 7 etapas porque decidimos dejar un par de días de margen para regresar a por el coche. Siempre tuvimos en mente varios posibles objetivos como destino final: Lagos, Faro, o incluso, según fuera el terreno, Huelva. Aunque por el peso que llevábamos y el tiempo del que disponíamos este último destino sabíamos que sería difícil de alcanzar.
Día 1. De Setúbal a Praia do Galé (Melides) – 54,2 km
Creemos que la salida desde Setúbal fue todo un acierto, porque es una ciudad muy tranquila y el alojamiento en el que estuvimos estaba muy cerca del puerto donde debíamos coger el ferri para cruzar a la península de Troia y también de la estación de autobuses.
Nada más llegar al puerto conocimos a 3 mujeres fantásticas mientras esperábamos el ferri: Fernanda (portuguesa), Rosa (brasileña) y Teresa (hindú). Viajar en bicicleta con tres niños pequeños de alguna forma te acerca a la gente, mucha gente se quedaba asombrado al vernos y gracias a ello hemos conocido a personas encantadoras en este viaje.
La llegada a la península de Troia en el ferri fue una experiencia para toda la familia,
montar en barco y atravesar el mar siempre es divertido para grandes y pequeños”
La propia ruta empezó discurriendo por la única carretera que recorre la península de Troia. Al ser una zona vacacional, con numerosos “resorts” y campos de golf, los coches eran de gran cilindrada y nos pasaban, la mayoría, a gran velocidad. Sin embargo, no había excesivo tráfico y pudimos disfrutar de un paisaje de pinares similar al de la costa francesa de las Landas.
La idea inicial era llegar a Melides, pero el cansancio de la primera etapa nos hizo quedarnos un poco antes en el camping Praia do Galé. Un rincón muy surfero que nos sorprendió por lo maravilloso de sus vistas al Atlántico.
¡Qué mejor comienzo de un viaje que acabar la primera etapa con esta maravillosa puesta de sol!
Perfil altimétrico de la etapa 1
Día 2. De Praia do Galé (Melides) a Santiago do Cacém – 30,7 km
La mañana del segundo día de viaje amanecimos muy temprano porque el pequeño de la casa no perdona y a las 6:00 am ya estaba en pie. No nos quedó más remedio que ponernos todos en marcha. Desayunamos lo que llevábamos de comida y pusimos rumbo a Vila Nova de Milfontes. Sin embargo, la dureza de la etapa, con muchos “subeybajas”, y el calor sofocante que hacía nos obligó a acortar un poco la etapa. Después de a penas 30 km, en Santiago do Cacém, decidimos hacer un alto y buscar algún sitio para descansar y pasar la noche. En la casa de huéspedes Covas pudimos recuperar fuerzas y disfrutar de Santiago.
Además, con la wifi de la casa pudimos contactar con los anfitriones de la plataforma warmshowers que nos esperaban cerca de Sao Luis para informarles de que llegaríamos un día después de lo planeado.
Por la tarde, dimos un paseo para conocer el pueblo y visitamos el castillo que se encuentra en lo alto, y disfrutamos de un atardecer maravilloso.
Cenamos en el restaurante de la propia casa de huéspedes y nos sorprendió el elevado precio de algunos platos:¡¡¡ 8,70€ una tortilla de jamón o de camarones!!! Una pasada. En fin, la cena no fue demasiado buena y no recomendamos el sitio para cenar.
Perfil altimétrico de la etapa 2
Día 3. De Santiago do Cacém a Vale Bejinha (San Luis) – 47,9 km
La noche fue bastante buena y recuperamos el cansancio acumulado de la etapa anterior. Para desayunar fuimos a la pastelería Princesa para disfrutar de unos maravillosos pastelillos y de un buen vaso de leche caliente, ¡perfecto para hacer sin problema la etapa del día!
La salida de Santiago do Cacém se hizo algo dura ya que empezamos con un pequeño puerto que parecía no terminar nunca debido al elevado peso que llevamos. Irene va muy cansada así que decidimos cambiar las bicicletas, de forma que ella llevara el carro, y quedarme yo con dos de sus alforjas grandes. Aunque el remolque también es pesado, es cierto que es más estable que la bicicleta de los peques enganchada con el el FollowMe y las alforjas. Una vez recolocado el peso, daba la sensación de que de esta rodábamos vamos mucho mejor, así que poco a poco fuimos resolviendo la etapa.
¡¡Ahora sí que parezco un súper trailer!!
Los últimos 20 km los hicimos de maravilla, disfrutando de las bajadas y de una etapa sin casi tráfico para llegar a comer al pueblo de Cercal. Allí un lugareño al que preguntamos nos recomendó ir a la cantina de los Bomberos Voluntarios. Y nos encantó porque comimos de maravilla a muy buen precio. El lugar era auténtico. Al parecer en Portugal no se destinan muchos recursos a los bomberos y en muchas zonas se han creado los bomberos voluntarios que, para recaudar fondos, montan cantinas y bares a precios populares. Y ¡allí estábamos nosotros!
Después de la comida seguimos ruta por un camino bastante tranquilo hasta Vale Bejinha (Sao Luis), el pueblecito donde viven nuestros anfitriones de warmshowers, Tanja y Michael. La llegada a la casa de Tanja es fantástica porque la finca está aislada en medio del campo y el entorno es precioso. Tienen varios huertos y una caseta con ducha solar, as´que el lugar es perfecto para los cicloviajeros que viajan por Portugal y se hospedan en su terreno. Todo está lleno de atracciones para los peques: una cabaña en el árbol, cobayas, areneros con juguetes, cuerdas de funambulistas entre dos árboles,… y hasta varios estanques con ranas. Una verdadera maravilla. Los hijos de Tanja y Michael: Morits, Tabea y Maira, son muy simpáticos y pronto juegan todos los niños juntos.
Para la cena nosotros aportamos lo que llevábamos y nuestros anfitriones y unos amigos suyos, Judith y Mark y sus dos hijos Paul y Maira, pusieron el resto. Fue uno de los momentos que mejor recordaremos del viaje.
Perfil altimétrico de la etapa 3
Día 4. De Vale Bejinha (San Luis) a Sao Miguel (Odeceixe) – 42,3 km
El desayuno con la familia de Tanja fue fantástico (bizcocho de limón, frutas, papilla de copos de avena, etc y, ¡¡todo estaba riquísimo!!) y nos permitió afrontar la siguiente etapa con fuerza, Nos despedirnos de ellos con un fuerte abrazo y una buena foto para el recuerdo.
La salida la retrasamos un poco porque la tienda la teníamos bastante mojada debido al rocío de la mañana. Esperamos a que el sol hiciera efecto y partimos en dirección a Odeceixe.
La etapa volvió a ser un poco “rompepiernas” así que nos la tomamos con calma. Hacía un calor tremendo y en Odemira tuvimos irremediablemente que parar a comprar leche para Álvaro y algo de comida para nosotros. Aprovechamos la sombra de unas oficinas para reponer fuerzas.
Tras la comida siempre cuesta emprender de nuevo el camino, y más si el sol está calentando como aquel día, pero no nos quedaba más remedio que volver pedalear y seguir sudando. Inicialmente íbamos a dormir en casa de otros Warmshowers en Rogil pero la dureza de la etapa nos hizo cambiar de planes y antes de llegar a Odeceixe nos metimos en el camping de Sao Miguel. Allí conocimos a Nadia, una cicloviajera canadiense encantadora que, al vernos con toda la casa a cuestas recorriendo Portugal en bicicleta, decidió acercarse a saludarnos. Le comentamos que nuestra idea era ir a Rogil para alojarnos en casa de una pareja pero que al final no íbamos a poder llegar. Tras contarle la historia y estar un rato hablando pensamos que lo mismo a ella sí que la podían alojar… y eso hicimos, contactamos con la familia y finalmente la hospedaron a ella… Genial, ¿no?
Viajar en bicicleta te abre la mente y te prepara para resolver los retos que te plantea el camino
La parada en el camping permitió a los peques disfrutar de la piscina y a nosotros relajarnos un poco después de un día bastante duro.
Perfil altimétrico de la etapa 4
Día 5. De Sao Miguel (Odeceixe) a Carrapateira – 47,8 km
Las noches de camping nos están sentando de maravilla. Cuando estás cansado es cierto que duermes como un tronco. Además, parece que al pequeño de la familia le gusta dormir en la tienda de campaña porque iba, poco a poco, regulando el sueño mejor que en casa. Los estímulos del viaje seguro que hacen su efecto…
De camino a Carrapateira, decidimos desviarnos de la N-120 hacia Carrascalinho y fue un acierto, porque la ruta resultó ser muy tranquila y agradable. Nos volvimos a cruzar con Nadia, la cicloviajera canadiense que conocimos en el camping de Sao Miguel, que regresaba de haber pasado la noche en casa de los que iban a ser nuestros anfitriones.
Sin tráfico, con menos calor y con un desnivel moderado, después de comer aunos bocatas con la comida que llevábamos, seguimos para desviarnos hacia Bordeira. Desde allí, llegar a Carrapateira fue un verdadero paseo.
Una vez en Carrapateira, ya con un ambiente mucho más playero y surfero, fuimos a parar, por recomendación de un warmshowers que no nos pudo acoger en Bordeira, a la Pensao as Dunas, un lugar maravilloso y totalmente recomendable para cualquiera que quiera pasar unos días, o dormir una sola noche, en esta zona del Alentejo. Inés y Eduardo, la pareja que la regentan son geniales y saben crear un ambiente realmente maravilloso. Por 50 €/noche pudimos dormir los 5 y disfrutar, por 14 € más, del maravilloso desayuno que nos tenían preparado por la mañana.
Por la tarde dimos un agradable paseo por el pueblo y nos quedamos con las ganas de acercarnos a la playa da Bordeira pero era algo tarde y necesitábamos cenar e irnos a dormir. Así que cenamos los espaguetis de sobre que llevábamos en la misma pensión y conocimos a Peer, Marion y su hija Theresa, una familia alemana de lo más simpática con quienes estuvimos charlando un buen rato.
Perfil altimétrico de la etapa 5
Día 6. De Carrapateira a Sagres – 31,7 km
A la mañana siguiente, Álvaro decidió que las 6:00 de la mañana era una hora estupenda para ponerse en pie, así que como al que escribe le encanta madrugar y al resto del equipo le hacía falta un poco más de descaso, nos fuimos los dos a ver los acantilados y la playa da Bordeira con la bicicleta y el remolque. Tengo que reconocer que disfrutamos como enanos con las maravillosas vistas que descubrimos.
A la vuelta de nuestra excursión mañanera, desayunamos todos juntos como si no lo hubiéramos hecho nunca (la bicicleta despierta un hambre voraz) y después de recoger todos los trastos y de despedirnos de la familia de Peer y Marion y de Eduardo e Inés pusimos rumbo al Cabo de San Vicente. Desde aquí queremos dar las gracias a Eduardo por ayudarnos un montón con las indicaciones que nos dio sobre la ruta que teníamos por delante. Como veis nos volvimos enamorados de la Pensao as Dunas, pero es que cuando la gente hace las cosas con pasión y cariño se nota.
Esta etapa hay que reconocer que fue una de las más agradables y tranquilas de las que hicimos. Comimos en Vila Do Obispo (en el parking de un Lidl enorme) y desde allí pusimos rumbo al Cabo de San Vicente. La llegada al cabo era, de alguna manera, un hito del que llevábamos hablando varios días con los peques y lo conseguimos. Nuestra llegada volvió a despertar la curiosidad y admiración de muchos… De hecho, cuando nos disponíamos a dejar el faro para ir a Sagres lo hicimos entre los aplausos y fotos de unos cuantos turistas de lo más simpáticos.
Siempre es agradable tener la oportunidad de charlar con la gente, y la bicicleta te lo pone en la palma de la mano.
Desde el Cabo de San Vicente la llegada a Sagres se hace de forma muy relajada, casi sin tráfico y disfrutamos de un bonito atardecer. Un poco antes de llegar a la ciudad, a mano izquierda, se encuentra un camping pequeño y con algunas instalaciones en obras, pero ya nos daba igual donde dormir. Cenamos en la cantina del camping, la cual estaba regentada por una chica cubana de lo más graciosa.
Un montón de sensaciones después de varios días pedaleando se empezaron a apoderar de nosotros… sabíamos que el viaje por Portugal en bicicleta empezaba a llegar a su fin.
Perfil altimétrico de la etapa 6
Día 7. De Sagres a Lagos – 42,9 km
A las 6:30 de la mañana ya estábamos todos en pie. Así que nos pusimos manos a la obra para recoger la tienda en tiempo récord. A las 8:00 estábamos desayunando en el camping con vistas a Sagres.
Los días seguidos de pedaleo se notan en nuestra capacidad de recuperación. Nuestro cuerpo se está adaptando a nuestra forma de viajar… aunque ya sólo nos queda la última etapa.
Emprendimos la marcha a muy buena hora para deshacer parte de lo recorrido el día anterior, ya que para seguir hacia Lagos hay que volver a Vila Do Bispo . Esta vez la vuelta la hicimos por una carretera secundaria que transita paralela a la nacional, sin apenas tráfico. Desde Vila Do Bispo nos esperaba una tirada de unos 25 km hasta Lagos que finalmente decidimos hacer por la carretera nacional N-125, aunque había alternativas mucho más bonitas atravesando los pueblos de la costa, eran bastante más largas que pedalear por la nacional, y vimos que esta carretera tenía un arcén muy ancho. Tomamos esta decisión para llegar con tiempo suficiente a Lagos para poder gestionar el regreso en tren y/o en autobús.
Aunque tuvimos algo de tráfico, hay que reconocer que el arcén era muy amplio y pudimos llegar sin problemas a la preciosa Lagos sobre las 14:30. Una vez allí, decidimos ir directamente a la estación de tren para ver si nos dejaban o no regresar por este medio con todos nuestros bártulos cicloviajeros. Aunque en principio nos dijeron que no había problema en subir las bicicletas al tren, luego nos indicaron que era obligatorio desmontar las ruedas y embalarlas, hecho que con todo lo que llevamos (tres bicicletas, un remolque, 10 alforjas, un petate, 3 niños pequeños,…) consideramos inviable. Nos acercamos a la estación de autobuses a preguntar la posibilidad de volver en este medio, pero tuvimos la misma respuesta…
Al final decidimos que lo más fácil para organizar la logística de regreso era que al día siguiente uno de los dos regresáramos en autobús a Setúbal y volviera con el coche a recoger al resto del equipo. Y, por tanto, era momento de buscar un lugar donde pasar la noche. En la estación de tren un hombre nos estuvo ayudando un montón en la búsqueda de alojamiento y eso siempre es de agradecer. A través de AirBnB encontramos el Wigwam hostel de Vlada, una chica rusa encantadora que nos trató como a su propia familia. Eran habitaciones con literas y baño compartido. Un salón amplio y hasta tenía una pequeña piscina, ¡qué más se puede pedir!
Al día siguiente cogí el autobús de las 8:30 en la estación de Lagos, llegué a Setúbal a las 12:30 y a las 13:00 estaba montado en el coche. A las 15:30 estaba en Lagos de nuevo. Y a las 16:30 estábamos todos montados en el coche poniendo rumbo a casa… bueno, a Trujillo, donde nuestra amiga Blanca y su maravillosa familia nos acogió en su casa para acortar el viaje.
Toda una aventura de principio a fin …
Perfil altimétrico de la etapa 7
El material clave
La verdad es que viajar en bicicleta con 3 niños, a priori, no parece una tarea fácil aunque al final depende mucho de lo exigente que cada uno sea y de no pensarlo demasiado. Nosotros tratamos de llevar lo justo y necesario, aunque siempre acabamos cargando peso de más.
Transporte del equipaje
Para transportar todo nuestro equipaje nosotros llevamos:
- 6 alforjas Ortilieb Back-Roller de 40 litros
- 4 alforjas Ortlieb Sport-Roller Classic de 25 litros
- 1 petate Ortlieb Rack Pack M de 31 litros
- El maletero del remolque Chariot Cougar 2 admite un peso de carga de unos 4 kg aunque doy fe de que metimos bastante más.
Transporte de los niños
Dos de los peques fueron en un remolque Chariot Cougar 2, de dos plazas. Además, llevábamos una bici de niño anclada a modo de tándem a una de las bicis grandes por medio del sistema FollowMe. De esta forma, los dos mayores fueron turnándose para ir un rato dándole a los pedales y otro descansando en el remolque junto al más pequeño.
A la bici de los chicos le adaptamos un portabultos gracias a nuestro mecánico de confianza, Juan Fermosel al que le agradecemos todo el trabajo que hizo antes del viaje, para que ellos pudieran llevar un par de alforjas de 25 litros con sus sacos y sus aislantes.
A los peques hay que hacerles responsables de sus cosas, y qué mejor manera que llevando parte del equipaje.
Tienda de campaña
Esta vez, antes de irnos de viaje compramos por internet una tienda un poco más grande para no tener problemas de espacio, a pesar de saber que subíamos el peso a transportar. La tienda que compramos y que nos ha dado muy buen resultado ha sido la:
La verdad es que es un poco grande, pero ya somos 5 y el espacio se nota… y la construcción y la facilidad y rapidez de montaje y desmontaje nos ha gustado mucho.
Material de grabación
Para hacer el vídeo y recoger todos los momentos del viaje hemos llevado dos cámaras:
- SONY Cyber shot DSC RX100 MIII. Es la que usamos de manera habitual para fotografiar y hacer algún vídeo rápido. Es muy compacta y siempre la llevo colgada del cinturón de la riñonera para tenerla a mano.
- GoPro Hero4 Silver. Es un juguete que da unos resultados impresionantes. La usamos sobre todo para hacer tomas difíciles o mientras vamos pedaleando.
- Palo selfie/trípode para GoPro plegable. Imprescindible para muchas de las tomas que hacemos. Además, lleva incorporado un pie que le permite convertirse en trípode.
Las dos cámaras que llevamos son excelentes, muy versátiles, pesan poco y tienen una fantástica calidad de grabación de foto y vídeo.
Lugares donde dormir si viajas por Portugal en bicicleta
Como ya os hemos contado, la primera noche cogimos un alojamiento en AirBnB porque llegábamos muy tarde a Setúbal, así que nada mejor como poder descansar bien antes de empezar la ruta. El resto del viaje fuimos combinando campings, alojamiento en familias que nos acogían (plataforma Warmshowers) y hostales/pensiones.
Campings
En general, los campings están bastante bien. No son tan completos como los que puedes encontrar en Francia, pero por 15 – 20 €/noche pudimos dormir los 5 y alguno, como el de Sao Miguel (Odeceixe) tenía piscina abierta, con lo que los peques disfrutaron de lo lindo.
- Camping Praia do Galé. Un lugar muy surfero con un encanto muy especial por las vistas y las puestas de sol que te regala. Un camping sencillo en un entorno inigualable.
- Camping Sao Miguel (Odeceixe). Antes de llegar a la población de Odeceixe encontramos este camping con un montón de servicios, incluida la piscina que os hemos comentado anteriormente.
- Camping Orbitur Sagres. Viniendo del Cabo de San Vicente y justo antes de llegar a Sagres, una pequeña carretera te lleva a este camping. Muy tranquilo pero con muchas de sus instalaciones en construcción. Quizás, lo mejor de este camping fue su cantina/restaurante regentada por una cubana encantadora que nos atendió de maravilla.
Warmshowers
Además de los campings que te dan mucha libertad para dormir, nosotros siempre intentamos buscar alojamiento en casas de otros cicloviajeros a través de la plataforma Warmshowers de la que nosotros también formamos parte y de la que hablamos en el artículo: Warmshowers y Couchsurfing, una forma colaborativa de viajar por el mundo.
Alojarte en casas de gente local es una de las cosas que más enriquecen el viaje porque te acerca a las personas, te permite intercambiar experiencias y ese gesto altruista de ofrecerte cama y una ducha caliente genera una atmósfera fantástica.
Para los más pequeños es una experiencia única que les enseña a relacionarse conociendo a otras personas de los países que visitamos.
En esta ocasión, solo nos pudimos alojar en casa de Tanja Hanssen, una cicloviajera que durante 3 años recorrió la panamericana desde Chile hasta Canadá y que vive en un pequeño pueblecito próximo a Sao Luis, en Vale Bejinha, con su pareja y tres hijos pequeños, con lo que el encuentro fue estupendo para todos. Acampamos en el terreno de su casa y disfrutamos de una velada muy especial con ellos y unos amigos suyos.
Otros warmshowers nos habían aceptado la estancia en Rigol, pero finalmente no pudimos ir porque las distancias y el tiempo no nos cuadraron al quedarnos en el camping de Sao Miguel.
Sin embargo, incluso aquellos warmshowers que no nos pudieron acoger (hay que tener en cuenta que somos cinco personas y ocupamos un poco de espacio…) nos facilitaron un montón de información súper útil para el resto del viaje.
La cooperación entre cicloviajeros es de las cosas más bonitas que suceden viajando en bicicleta.
Hostales y pensiones
- En Santiago do Cacém nos alojamos en la Casa de hóspedes Residencial Covas donde pudimos dormir por unos 70 €/noche. El lugar estaba limpio y dispusimos de dos habitaciones para nosotros con aseos compartidos. Nos vino muy bien poder organizar todas las cosas que llevábamos y para que los peques se relajaran.
- En Carrapateira, llegamos a la Pensao as Dunas por recomendación de un warmshower con quien no pudimos quedar porque no cabíamos en su casa y fue un descubrimiento genial. Dormimos por 50 €/noche y disfrutamos como enanos. La pensión está regentada por una pareja fantástica: Inés y Eduardo que han creado un lugar precioso para descansar y desconectar de todo. El desayuno se pagaba a parte (7 €/persona pero los peques no pagaban) y fue espectacular: quesos, zumo de naranja natural, tostadas, mermeladas, pasteles típicos, frutos secos, frutas, … Realmente mereció la pena.
Aprendizajes
De todos los viajes siempre se aprende algo. Hacer nuevos amigos, conocer otros lugares y aventurarte a descubrir lo que un viaje tiene para ti, es algo que te atrapa. A los más pequeños de la casa se les brinda la oportunidad de experimentar, de descubrir, de vivir en movimiento y de confiar en sí mismos.
Perder el miedo a lo desconocido, confiar en los demás y sentir que cada reto del camino esconde una nueva enseñanza es una lección de vida que difícilmente se puede aprender si no la vives en primera persona.
Evidentemente Portugal y la ruta que hemos hecho nosotros en bicicleta no es el viaje ideal para hacer con niños porque la mayor parte del itinerario debes compartir la calzada con vehículos a motor y no siempre es agradable sentir como te pasan los coches a gran velocidad. Además, los desniveles arriba y abajo continuos de la carretera nacional sumados al enorme peso que transportábamos (entre 140 y 180 kg por bici), en total hacían que etapas cortas se hicieran bastante duras. Sin embargo, por otro lado, este ha sido un viaje que se ha hecho mucho menos monótono que las rutas que transcurren junto canales.
Cada viaje tiene sus pros y sus contras y este, a pesar del calor, el peso y los desniveles, nos ha cautivado.
¿Os animáis vosotros?
¡¡Nos vemos dándole a los pedales CicloTravelers!!