La práctica del cicloturismo, al menos como yo la entiendo, requiere de muy pocas cosas: una bicicleta, unas alforjas y ganas de conocer el mundo, pero no es menos cierto que hay un elemento que puede ser clave a la hora de disfrutar o no de nuestro viaje, el sillín.
En el mercado podemos encontrar sillines de muchos tipos, de gel, de cuero, rígidos, acolchados, cortos, largos, con protector de próstata, sin él… y, como en todo, al final el peso de cada uno y la estructura anatómica que tengamos nos van a hacer que nos adaptemos mejor a unos sillines que a otros, sin embargo, cuando se trata de hacer cicloturismo, no hay que olvidar que vamos a pasar muchas horas sobre nuestra bicicleta y que, el punto de contacto, sobre el que va a recaer la mayor parte de nuestro peso van a ser nuestras hermosas posaderas, por eso, a la hora de elegir un sillín, os recomiendo invertir en calidad y comodidad.
En mi larga experiencia como ciclista urbano y como cicloturista, he probado una infinidad de sillines y, tan solo uno, me ha convencido por completo. Los sillines Brooks están fabricados a mano en cuero de alta calidad y esto los hace únicos para salvaguardar la salud de nuestros traseros. Al principio, pueden parecer algo duros, pero la clave de estos sillines es que, con el uso, su cuero se va a adaptando a la anatomía de nuestro cuerpo, permitiendo que nuestro sillín sea exclusivo, como hecho a medida. Otro aspecto importante de los sillines de cuero es que mientras vamos montados en la bicicleta la superficie lisa del sillín permite que nuestro trasero pueda resbalar adelante y atrás de una manera fluida, haciendo que el cambio de postura impida la formación de roces, heridas y escoceduras.
Por contra, estos sillines son caros, ya que rondan los 95€ y son pesados porque llevan mucha estructura. Además, el cuero requiere cierto mantenimiento, pero con un poco de grasa de caballo de vez en cuando el sillín te durará años.
Tengo que reconocer, que sin que tener acciones en Brooks, estos sillines me han enamorado, sobre todo porque han conseguido que el viaje en bicicleta deje de ser un sufrimiento. Lo importante es que ni nos acordemos del siilín, ¿no creéis?
¿Cuál es vuestra experiencia?