En este segundo post, relacionado con la elección de nuestra bicicleta de cicloturismo, vamos a hablar de los distintos componentes que van a ayudar a que el viaje sea mucho más fácil y agradable.
Tabla de contenidos
Los componentes
Aunque una bicicleta parece, a simple vista, una máquina más o menos sencilla, hay todo un mundo de accesorios y componentes que la acompañan y que deberemos conocer antes de adquirir la nuestra.
El manillar, ¿sencillo, de mariposa o de carretera?
El manillar es un elemento muy importante porque, al igual que pasaba con el sillín (ver “Elegir sillín, una cuestión clave para disfrutar del cicloturismo“), la elección del manillar más adecuado a nuestro tipo de bici y a nuestro tipo de viaje va a repercutir sobre nuestra comodidad y nuestro bienestar durante el viaje.
De esta forma, en el mercado podemos encontrar distintos tipos de manillares pero, en general, podemos hablar de tres tipos:
- Manillar sencillo. Es el que todos conocemos, el más básico y simple. Normalmente, está formado por una barra horizontal sobre la que se montan los puños, las manetas de freno, y los mandos de los cambios. Este tipo de manillar es el más barato y el que encontraremos en cualquier lugar del mundo. Pero hay que tener en cuenta que, cuando viajamos en bici, el tiempo que pasamos apoyados sobre el manillar es muy largo, por lo que disponer de un manillar que nos permita modificar nuestra postura y la posición de nuestras manos cada cierto tiempo es muy importante para evitar tendinitis u otro tipo de lesiones y, sobre todo, que se nos duerman las manos. A este tipo de manillar se le pueden acoplar unos cuernos que solventarán, en gran medida, los problemas que os he comentado.
- Manillar tipo mariposa. Este manillar es de los más extendidos entre las bicicletas de cicloturismo propiamente dichas, ya que su forma nos permite modificar, con facilidad y durante la marcha, nuestro apoyo sobre la bici. El inconveniente, además del mayor precio que el manillar tradicional, es el volumen que ocupa. Si hablábamos, en el post anterior: ¿En qué me debo fijar antes de comprar una bicicleta para hacer cicloturismo? (Primera parte), de que es importante el diámetro de las ruedas a la hora de pensar en los viajes en avión y en el embalaje, hay que tener en cuenta que el manillar, si es muy revirado y aparatoso, también nos puede dar algunos dolores de cabeza. Los problemas que os comentamos los conocemos de primera mano, ya que nuestras bicis de cicloturismo (Orbea Artea), tienen una rueda de 28”, es decir, son híbridas, y tienen manillares de mariposa, cuestiones ambas que nos suponen algunas dificultades a la hora de empaquetarlas para subirlas al avión.
- Manillar de carretera. Es el clásico de las bicicletas de carretera y que, cada vez más, veo en bicis preparadas para hacer cicloturismo. No os vamos a mentir, no lo hemos probado nunca pero entendemos que si las mejores marcas de bicis de este tipo (Koga, Trek, o Cannondale) lo montan, es porque es cómodo y práctico o porque hay demanda de ellos. Para nosotros, el de mariposa cubre las necesidades de los cicloturistas, pero si alguien ha probado el de carretera, animaros a dejarnos vuestra opinión.
El sillín
Ya hablamos, en un post único, de la importancia del sillín y de no escatimar en él, ya que el trasero, durante la práctica del cicloturismo, es muy importante para regresar a casa con una sonrisa en los labios.
Elegir sillín, una cuestión clave para disfrutar del cicloturismo
Sistema de iluminación: dinamo de buje ¿sí o no?
Para los amantes de la sencillez y del mínimo peso, tal vez las dinamo de buje sean un lastre innecesario cuando de viajar se trata pero, para nosotros es un elemento indispensable no solo en nuestra bici viajera, sino en cualquier bici con la que, en algún momento, tengamos que circular con poca visibilidad o de noche, ya que la seguridad del ciclista está en hacerse ver.
Hasta hace poco, las dinamos iban acopladas a la horquilla de la bici y funcionaban por fricción directa del rotor de la misma con la cubierta de la rueda. Este sistema, que por simple y económico se extendió un tiempo a atrás, presentaba muchos problemas. Uno de ellos es que el rozamiento con la cubierta generaba un efecto de frenado sobre la rueda, dificultando la marcha del ciclista y otro, no menos importante, que el roce excesivo con la cubierta, desgastaba ésta de manera muy acusada y provocaba pinchazos.
En cualquier caso, la realidad es que hoy en día, por suerte, existe la tecnología necesaria para hacer uso y aprovechar la energía que generamos mientras pedaleamos, sin necesidad de hacer un sobre esfuerzo, y sabiendo que nuestra seguridad no depende de la carga de las baterías. Además, es importante tener en cuenta la sostenibilidad de un sistema que lo que hace es aprovechar la energía que, ya de por sí, generamos al pedalear.
Al hablar de dinamos de buje, podemos citar dos primeras marcas: Schmidt Maschinenbau y Shimano. Las dinamos de la primera marca son más ligeras (unos 200 g), con un mayor rendimiento energético, pero bastante caras. Las de Shimano, como siempre, son más pesadas (cerca de los 500 g), menos eficientes, pero bastante más baratas. Nosotros tenemos estas últimas y os las podemos recomendar, porque van de lujo.
Es cierto también que las dinamos de buje, además del peso extra que le confieren a la bicicleta, tienen el inconveniente de que al ser la propia dinamo el buje de la rueda, en caso de rotura o de tener que radiar de nuevo la rueda, las dificultades, en determinadas zonas geográficas, para encontrar radios de esas longitudes especiales pueden ser muy grandes pero, aún así, apostamos por ellas, ya que tienen más pros que contras, o eso pensamos en CicloTraveling.
Además, para los freakys de los aparatos electrónicos, debéis saber que existen adaptadores para cargar los dispositivos con la dinamo (ver el dispositivo e-werk de Busch and Müller que sirve para almacenar energía mientras pedaleamos), todo un lujo, en según que situaciones, pero eso ya es tema de otra entrada del blog y de otro debate.
Los cambios, ¿internos o externos (con desviador)?
Sin lugar a dudas, la respuesta a esta pregunta es: cambios internos. Para los que no estéis familiarizados con este tipo de cambios, solo deciros que consisten en una serie de ruedas dentadas interconectadas formando lo que en ingeniería se conoce como un “sistema planetario“. Todo el sistema se aloja en el interior de una carcasa estanca, que forma el propio buje de la rueda.
La ventaja de los cambios internos es que la relación de las marchas es muy progresiva (ver imagen de abajo), sin que se produzcan solapamientos, como sí ocurre cuando combinamos un sistema de platos y piñones (sistema externo). Además, el hecho de no depender de piñones, hace que la cadena no tenga que sufrir las tensiones ocasionadas por el cambio de piñón. Esto, sumado al escaso o nulo mantenimiento de este tipo de cambios, lo hacen ideal para grandes viajes, en los que las condiciones meteorológicas serán, seguro, muy cambiantes.
Por contra, tenemos el precio, ya que estos cambios son bastante caros (unos 400€). También hay que tener en cuenta el peso que le metemos a la bici con este tipo de cambios y, como ya hemos comentado en otras ocasiones, en caso de necesitar una reparación puede ser difícil encontrar un mecánico que sepa repararlos.
Como véis, el mundo de los componentes es muy extenso y variado. Merece la pena reparar un poco en cada uno de estos aspectos antes de lanzarse a comprar una bici para hacer cicloturismo.
En el próximo post, hablaremos de los pedales, los amortiguadores, los portabultos y algún accesorio más. Hasta entonces, feliz semana, viajeros.